En 2014 estuvimos en CyberCamp, un evento enorme de ciberseguridad organizado por INCIBE. Un sitio lleno de gente muy preparada: expertos, programadores, estudiantes, medios… todo el mundo conectado, literalmente. Y claro, con ese perfil, no te podés permitir que la red falle.
Nos pidieron montar el WiFi. Pero no cualquiera: necesitaban un WiFi para eventos tecnológicos, uno que aguantara sin caerse en ningún momento. Hablamos de streaming en directo, demos técnicas, cientos de dispositivos enchufados al mismo tiempo. Así que nos pusimos manos a la obra.
Primero fuimos al lugar, analizamos bien todo: dónde se concentra más gente, qué zonas eran críticas. Montamos una red potente, con redundancia, seguridad, y lo que hiciera falta para que nadie tuviera problemas. También separamos redes para prensa, organización, asistentes, ponentes… cada grupo con sus propias prioridades.
Durante el evento estuvimos presentes, atentos a todo. Ajustando si hacía falta, vigilando que la conexión fuera estable. Y lo fue. Ni una caída seria. La gente navegaba, hacía directos, compartía en redes, sin dramas.
La organización quedó muy contenta. Nos dijeron que valoraban mucho lo rápido que reaccionábamos, y que la red simplemente funcionaba, que al final es lo que cuenta.
En eventos así, donde todo gira en torno a la tecnología, el WiFi no puede ser una preocupación. Por eso, tener un buen WiFi para eventos tecnológicos no es un lujo: es básico.